viernes, 3 de diciembre de 2010

Algo de ser

A veces, las semanas se atropellan y los días se amontonan como las palabras cuando las que dicen lo que te pasa paralizan tus actos: y el silencio gana terreno.
¿Sobran o faltan años? ¿Gira mal la tierra? ¿Son las palabras? Entonces llegan los festivos y tu turno de trabajo y los días pasan despacio o no pasan y sigues rodeado de la gente y de los acontecimientos que no son; no estás en la casa del lago y esto no es lo que quieres hacer ahora, pero el giro ha tierrado tan deprisa que estás fuera del tiempo.
La risa de un espontáneo te convierte en un ser envarado fundado en la creencia de que durante años has sabido decir lo que te pasa; y la risa, rápida y fácil que embarga al tiempo, se sucede y se repite como el giro sencillo de la tierra: entonces descubres que eres algo más que eso que te explicas y que durante mucho tiempo no te había pasado nada.
Ignoro cómo decir que quiero quedarme en los ojos y las manos y el cabello y la voz y la risa y el abrazo y la respuesta y perder el nombre y olvidar las fechas y ser algo de cuerpo: derrumbado el monstruo se aleja llevándose la compartida soledad de ladrillo feliz. El tiempo adverbial toma la palabra pero quieres estar vivo.