Grosso modo la institución monárquica se tambalea; la familia real es una más de las comunes; los miembros del equipo de gobierno de nuestro presidente, no sólo mienten, sino que además les ha salido una pequeña púa en el corazón, derrochan falacias en sus discursos con tal de evitar nombrarla; a los católicos se les dimitió el papa y les han nombrado otro: y ahí andan los diarios tirando chorros de tinta dotando de importancia todos estos acontecimientos...
Nosotros seguimos siendo los mismos, aunque hemos cambiado de cole: hemos salido del santuario privado concertado y hemos entrado en el cole público (en todas las ollas cuecen habas); ahí dados a la crianza y a mirarnos casi de lejos, comentando de vez en cuando alguno de los acontecimientos anteriores, comentando el escándalo.
Cristina armada de cierto silencio se entreguó a la lectura y la escritura en una especie de institucionalización de la intimidad: JACQUES EDMUND FRIEDRICH: bosquejo de un diálogo fecundo. Y sigo amando y sigo tumbándome de vez en cuando a percibir los movimientos de la Tierra. A veces lloro.
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