martes, 17 de diciembre de 2013

La pataleta maestra

Recuerdo que éramos muchos ordenadamente sentados cada uno en su silla en silencio medio adormilados por el inverosímil tono de voz:  nadie habla así siempre entonces esconde alguna cosa igual un monstruo:  en el turno de palabra para el planteamiento de dudas cada uno en su silla tan calladitos los padres y las madres asintiendo como cuando nos miraba el profesor aquellos años en que había que demostrar que éramos buenos unos enteradillos que no perdíamos detalle:   tuve que ser yo:   recuerdo algo... el exceso de trabajo daña la vida psíquica de las personas más si son niños... :   el tono bajo monotono se borró de repente:   me amonestaba aquella voz que parecía dulce pero inverosímil el monstruo del rencor se apoderó de la situación me puso en evidencia levantó la voz otra vez insistió diciéndome lo mismo como aquel mediodía por teléfono:   pero ¿cómo puede una maestra?   claro porque puede   porque sueña con la incuestionabilidad que otorgan los miembros del rebaño   le dije que le falta educación que su comentario estaba fuera de lugar que se estaba equivocando que que que:   acababa de ser atropellada y aplastada verbalmente en presencia de mis hijos y de una enorme cantidad de padres:   aplastada por la ignorancia de la incuestionable maestra

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